Hace más un año con la llegada de la inteligencia artificial el “negocio” empezó a cuestionar cuál era realmente el valor que estábamos entregando los diseñadores y, más importante aún, cómo podíamos hacerlo tangible. Fue cuando conversando con el Lead del equipo, compredí que debía replantear mi enfoque, centrándome no solo en la estética del diseño, sino en su impacto real para el negocio.
Me di cuenta que, para que mi trabajo tuviera el valor que se esperaba de él, tenía que empezar a pensar como las partes interesadas; traducir las decisiones de diseño en términos de retorno de inversión, resolución de problemas y mejora de métricas claves.
Los diseños bonitos no son suficientes. Solía pensar que una interfaz pulida y atractiva era el punto culminante de mi labor pero me topé con una realidad que estaba cambiando, era diferente.
A las partes interesadas, no ponían tanto su foco en cómo se veía la interfaz, sino lo que esa interfaz podía lograr para el negocio.
Desde ese entonces cada vez que tengo que presentar un diseño, lo hago de manera diferente. Ahora, antes de mostrar el UI, empiezo con lo importante; el contexto, quien es el usuario, qué problemas está enfrentando y lo más crítico, cómo esos problemas están afectando a las métricas del negocio.
Una vez que todos estemos alineados con el problema, recién ahí presento la solución. Pero no hablo solo del diseño como tal, sino de como este abordara los puntos débiles del usuario y cómo mejorará los números que realmente importan para el negocio. No se trata de vender una idea estética, sino de demostrar que el diseño propuesto es una herramienta para resolver problemas reales y mejorar resultados.
Lo bueno de esto, es que la discusión cambia, se vuelve más productiva. Las preguntas que surgen son más relevantes y, en lugar de tratar de defender el diseño, encuentro que estamos colaborando todos para perfeccionarlo.
Esto no significa que el diseño visual no sea importante, obviamente lo es. Pero he aprendido que su verdadero valor esta en su capacidad para impactar de manera positiva la vida del usuario y, por supuesto, los objetivos del negocio.
Así que, si alguna vez te encuentras en esa situación, mi consejo es; empieza por el porqué, vincula tu trabajo con lo que más importa, y usa esa conexión para contar una historia convincente. Eso hará la diferencia.
Gracias por leer y espero esto te pueda servir en tu proceso y crecimiento como diseñador.
Nos vemos! 🧑🏻💻